Alabado seas - Laudato Si' del Papa Francisco

Ignatius

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Un don de Dios y el hogar común de la humanidad, la tierra está amenazada por el abuso de su libertad por parte del hombre. En su encíclica Elogio be to ti (Laudato Si'), el Papa Francisco desafía a todas las personas a alabar y agradecer a Dios por su gloriosa creación y a trabajar juntos para salvaguardarla.

Los papas Benedicto XVI, Juan Pablo II y Pablo VI abordaron temas clave relacionados con la administración de la creación de Dios, pero Francisco es el primero en dedicar toda una encíclica al tema. La encíclica toma su nombre del Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís, que representa la creación como "una hermana con la que compartimos nuestra vida y una hermosa madre que abre sus brazos para abrazarnos". El Papa Francisco declara: "Esta hermana nos clama ahora por el daño que le hemos infligido por nuestro uso irresponsable y abuso de los bienes con los que Dios la ha dotado".

Francisco pide una "ecología integral" basada en lo que el Papa San Juan Pablo II llamó una "conversión ecológica", una transformación moral que vincula la respuesta adecuada a Dios por el don de su creación a la preocupación por la justicia, especialmente por los pobres. Desafía a las personas a entender la ecología en términos del orden correcto de las relaciones fundamentales de la persona humana: con Dios, con uno mismo, con otras personas y el resto de la creación.

Francisco examina preocupaciones ecológicas como la contaminación, los residuos y lo que él llama "la cultura del descarte". El clima, insiste, es un bien común para ser protegido. Explora nociones como la sostenibilidad desde una perspectiva judeo-cristiana. La pérdida de biodiversidad y la distribución desigual de los recursos, causada en gran medida por el consumismo y el individualismo excesivo de las naciones más ricas, amenazan el buen orden de la creación, escribe. Al tiempo que valora la tecnología, rechaza los esfuerzos para repudiar el orden natural, incluida la ley moral inscrita en la naturaleza humana. Advierte contra una dependencia excesiva de la ciencia para resolver problemas ecológicos y enfatiza la necesidad de apertura a Dios.

Exponiendo la tradición bíblica sobre la creación y la redención en Cristo, Francisco subraya la subordinación del hombre al plan de Dios. Insiste en la primacía de la persona humana en la creación y rechaza tratarla como si fuera "divina", pero traza las raíces de la crisis ecológica hasta el egocentrismo del hombre y el auge del relativismo práctico. Sin rechazar los cambios políticos, implora a las personas que cambien sus corazones y sus formas de vida.