Confesiones por San Agustín y Los Salmos de La Misericordia

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La obra más célebre de San Agustín obispo de Hipona (354-430 d. C.), es Confesiones de San Agustín. Ahí conocemos la vida del hombre, padre, doctor y santo de la Iglesia católica; llamado también “Doctor de la Gracia”. Definido como “el más grande pensador cristiano del primer milenio de la historia del cristianismo y, sin duda alguna, uno de los más grandes genios de la humanidad”.

Confesiones de San Agutín son una obra autobiográfica escrita en el 398 d. C. Está organizada en 13 libros o capítulos. En ella San Agustín se dirige a Dios narrando su vida y, de manera particular, la historia de su conversión a la fe cristiana. Es uno de los mejores ejemplos de un coloquio entre la persona y Dios que pasa del agradecimiento a la súplica y a la oración.

El “Doctor de la Gracia” relata la historia de su vida interrumpiéndola frecuentemente con amplias y profundas reflexiones: desde su infancia en Tagaste, África; luego sus años de estudio y el ejercicio de su profesión como maestro de retórica en Cartago. Durante este periodo Agustín vive disolutamente hasta que su trabajo lo lleva a Roma y luego a Milán, en donde vivirá su conversión al cristianismo y recibirá el bautismo de manos de San Ambrosio, obispo de Milán. Las Confesiones de San Agustín se concluyen con el regreso de San Agustín a África en donde será nombrado obispo de Hipona en el 395 d. C.

LAS PARABOLAS DE LA MISERICORDIA

Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización. Jubileo de la Misericordia 2015-2016. En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia. Conocemos estas parábolas; tres en particular: la de la oveja perdida y de la moneda extraviada, y la del padre y los dos hijos (cfr Lc 15,1-32). En estas parábolas, Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando perdona. En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón. De otra parábola, además, podemos extraer una enseñanza para nuestro estilo de vida cristiano. Provocado por la pregunta de Pedro acerca de cuántas veces fuese necesario perdonar, Jesús responde: "No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete" (Mt 18,22) y pronunció la parábola del 'siervo despiadado'. Este, llamado por el patrón a restituir una grande suma, lo suplica de rodillas y el patrón le condona la deuda.